Nada afuera de mi que no ate mis entrañas,
la caída es eterna de miradas, y sueños...
no hay tregua a la esperanza,
si me invadiera, ardería por dentro,
como la yesca, al roce del pedernal,
chispa naciente...
no la apaga el Mar, ni el viento,
llega con una mirada que no conozco,
a veces veo una estrella,
brilla como brillabas tu en mi vida...
otras veo la noche...
otras contemplo el día...
cuento inacabado,
sensibilidad perdida,
roce de unos labios de niebla,
sombra de cieno y de piedra...
no me encuentro, de veras,
en el hueco de tu ausencia,
porque estas ausente,
aunque estes presente,
recuerdo de nieve...
recuerdo de lluvia...
la caída es eterna de miradas, y sueños...
no hay tregua a la esperanza,
si me invadiera, ardería por dentro,
como la yesca, al roce del pedernal,
chispa naciente...
no la apaga el Mar, ni el viento,
llega con una mirada que no conozco,
a veces veo una estrella,
brilla como brillabas tu en mi vida...
otras veo la noche...
otras contemplo el día...
cuento inacabado,
sensibilidad perdida,
roce de unos labios de niebla,
sombra de cieno y de piedra...
no me encuentro, de veras,
en el hueco de tu ausencia,
porque estas ausente,
aunque estes presente,
recuerdo de nieve...
recuerdo de lluvia...
Te has hecho esperar, pero la vuelta, como siempre, ha sido muy hermosa. Porque... «porque estás ausente, aunque estés presente», para mí siempre estás presente, aunque estés ausente.
ResponderEliminarUn abrazo.