Tu cara es un almendro,
cuajado de flores...
sonríes como la primavera,
y yo cual estío,
soy el siervo callado,
del agua que derramas,
cuando me miras...
Cuando me miras,
se disfraza la tarde de ternura,
con un augurio leve de juventud dorada,
tras la ventana de invierno,
hasta el viento y la lluvia se aman...
Y como te amo no me salen palabras,
desnudo y sin estrado, donde exponer mi alma,
la pasión que necesito me la das a bocanadas,
y me calmas las heridas,
cuando me miras...
cuajado de flores...
sonríes como la primavera,
y yo cual estío,
soy el siervo callado,
del agua que derramas,
cuando me miras...
Cuando me miras,
se disfraza la tarde de ternura,
con un augurio leve de juventud dorada,
tras la ventana de invierno,
hasta el viento y la lluvia se aman...
Y como te amo no me salen palabras,
desnudo y sin estrado, donde exponer mi alma,
la pasión que necesito me la das a bocanadas,
y me calmas las heridas,
cuando me miras...
muy bonito no pierdas tu magia por la poesia.
ResponderEliminarno pierdas la esperanza
ResponderEliminarpreciosa
ResponderEliminar"..la pasión que necesito me la das a bocanadas../"
ResponderEliminarde eso se trata... venga luego lo que venga!
Saludos!!
Fecundas, penetrantes, sanadoras.
ResponderEliminarNunca nos falten esas miradas.
Abrazos.
La semana pasada vi el primer almendros en flor, un atisbo de la primavera.
ResponderEliminarPero que cosa tan bonita...cuando me miras.
ResponderEliminarIncreíble, tus palabras me llenan de esperanza y me dejan sin aliento...
ResponderEliminarMe ha recordado a Machado.
ResponderEliminarQue bonito