Casi siempre te eche de menos,
un de menos descreído,
un de menos increíble y cabizbajo,
con pocas esperanzas,
de echarte de mas...
pero toda la ilusión, se fundió en ti,
en nuestro abrazo de aquel día,
cuando ya te creía lejana...
tan lejana como una galaxia sin nombre,
o un camino entre las hojas...
Recogí del suelo la sonrisa,
la sonrisa,
que se me cayo cuando te fuiste...
y volvieron las mariposas
adonde antes,
había un estómago que era su casa,
había un estómago que era su casa,
cada vez que me mirabas...
y tu ya nunca sabrás,
si te amé,
cuanto te amaba,
ni siquiera yo sabía,
lo que a ratos sospechaba...
que con tu marcha se fue,
lo poco que me quedaba,
y quedé viviendo solo,
con una vida prestada,
prestada,
de sueños llena,
de que un día regresaras...