Estas en aquel lugar,
al que los ojos miran cuando la sed aprieta,
junto la pared blanca que se extiende interminable,
hasta la puerta de la esperanza...
No te pintan ya las mañanas ni el sol te alumbra,
en el amanecer extendido,
por las nubes flotantes...
Llueve,
otra vez mas en mis ojos
porque,
no se borra tu recuerdo,
ni queriendo,
ni dejando de querer...
Puedo jugar contigo cuando vuelves,
y el horizonte se llena inmenso,
de tu eterna sonrisa...