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Nada es lo que fue, en este enebro salvaje
cuyas raices penetran la tierra,
como la hiedra al cubrír su tronco,
inexorable...
Nativas de venus con su pálido rostro,
y vientre de sirena,
pájaros-tigre, llenos de fauces, de ojos grandes,
amenazadores rugen sin cesar la música,
que no oímos...
Es cara esta ilusión maléfica,
cuesta sangre y despiadados gritos,
no es como el alba, no es oscura,
como el amanecer de un ciego...
galopando las náyades, en los penes de nacar,
de duendes sofocados, de mofletes rojos ,
con su ridícula sonrisa, y su perlado sudor,
increyentes de lo que sucede...
Es un absurdo salvaje y ramero,
prostituído de belleza y suciedad,
donde lo increado existe,
nacido de entrañas pestilentes...
No creo en nada de lo que dices,
tu voz absurda llena de lamentos,
de figuras opacas, y pensamientos oscuros..
No creo nada...
Sin embargo hay veces en las que es mejor creer
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