Te dejo construír una sonrisa
en mi tiempo de silencios...
colgar de mi corazón una estrella,
como un sueño de desvelos...
Traer de la brisa el viento,
que mece cuerpos en calma...
acariciar mi ternura
desde el hueco de tu Alma...
Te dejo llenar de flores
mi pecho que fue desierto...
y alimentar a este muerto
con ecos de tu mirada...
Y ser la calma sin prisas,
y el camino entre mis manos...
y la dicha sin barreras,
y el Sol que quema en verano...
Si es dulzura sin medida,
si es pasar para quedarse...
si es eterno en tu paisaje,
el rubor de tus mejillas...
no habrá dudas ni resabios...
te daré...
Toda mi vida.
Me ha encanto, querido Sangre.
ResponderEliminarHe percibido otro olor en tu brisa marina, un matiz menos salado, más esperanzado, con otra mirada...
Gracias por tus inestimables visitas, siempre despiertas una nueva sonrisa :-)
Que bello!
ResponderEliminarno puedo decir menos
ni mas...
Abrazo.. T.