Hoy me saludaste sonriente,
y contemplé impoluto y brillante,
tu esqueleto...
Escuché el ruido cruel
de los huesos al torcerse
para juntar tus falanges con mi mano
y un quejido de tendones quebradizos,
como papiros crujientes,
llorando mientras te apretaba.
No te pregunté nada,
tus cuerdas vocales
desaparecieron hace tiempo,
Me quedé mirando
tus cuencas vacías,
donde una vez asomaban
tus ojos brillantes,
y se me encogió el corazon.
te fuiste con tu maleta raída
y mugrienta calle abajo,
y volví a recordar que algún día,
me tocaría a mi vestirme de
esqueleto,
para encogerle el corazón
a un buen amigo,
que de seguro se cruzará conmigo
cuando ya este muerto...
y contemplé impoluto y brillante,
tu esqueleto...
Escuché el ruido cruel
de los huesos al torcerse
para juntar tus falanges con mi mano
y un quejido de tendones quebradizos,
como papiros crujientes,
llorando mientras te apretaba.
No te pregunté nada,
tus cuerdas vocales
desaparecieron hace tiempo,
Me quedé mirando
tus cuencas vacías,
donde una vez asomaban
tus ojos brillantes,
y se me encogió el corazon.
te fuiste con tu maleta raída
y mugrienta calle abajo,
y volví a recordar que algún día,
me tocaría a mi vestirme de
esqueleto,
para encogerle el corazón
a un buen amigo,
que de seguro se cruzará conmigo
cuando ya este muerto...
Así es esto.
ResponderEliminarEl mar está lleno de peces muertos que se niegan tozudamente a dejar de nadar...
En este mundo estamos todos, vivos muertos y muertos en vida, es fácil cruzarse con cualquiera por la calle, pero cuando algo nos dice que perteneció a nuestra historia el escalofrío nos recorre en camino de ida y vuelta recordándonos que de lo único que no hay escapatoria es de la muerte.
ResponderEliminarMe encantó leerte de nuevo.
Un saludo.
¡qué bueno! Me encanta, miudiño. Mucho, mucho, mucho....
ResponderEliminarBiquiños.
Guada