...apareció traída por el viento del sur,
y se instaló para acariciarme bajito...
contemplo las nubes,
comprendendiendo que quieren ser otras,
en su transformarse perpetuo...
a veces quise ser otro,
sin cuerpo,
flotando junto a su palidez tranquila,
entendiendo su lenguaje,
de viajes y muerte...
Hoy me pesa el corazón,
me susurra su voz grave e intensa,
contándome, que se detiene el tiempo,
y mi vida se aquieta...
Hoy me pesa la calma,
pero cuanto necesitaba sentír su peso,
Hoy...
y se instaló para acariciarme bajito...
contemplo las nubes,
comprendendiendo que quieren ser otras,
en su transformarse perpetuo...
a veces quise ser otro,
sin cuerpo,
flotando junto a su palidez tranquila,
entendiendo su lenguaje,
de viajes y muerte...
Hoy me pesa el corazón,
me susurra su voz grave e intensa,
contándome, que se detiene el tiempo,
y mi vida se aquieta...
Hoy me pesa la calma,
pero cuanto necesitaba sentír su peso,
Hoy...
Enhorabuena, (me sumo a las palabras de Mirada).
ResponderEliminarOlimpia.
Bajo esa impresionante foto se palpa el sentimiento que puede llegar a embargar tu contemplación y tu introspección.
ResponderEliminarMuy bello, amigo.
Un abrazo
As nuvem mudam com o vento.Por vezes, calma de morte...de repente...
ResponderEliminarUn abrazo madrugador, Carlos.
ResponderEliminarNo abuses del insomnio. El alba a veces es una droga y ahora ando yo con tratamiento médico para dormir más.
Otro abrazo fuerte.
nada como respirar profundo..
ResponderEliminarBellas tús letras amigo, me encantó,
ResponderEliminarseguiré viniendo por acá y agradezco tu amable visita por mi blog.